Pude conocer el trabajo de Carlos Aroche en una fiesta “hecha en casa”, de esas fiestas que se hacen sin buscar hacerlas, de esas en las que tú mismo te invitas cuando sólo “ibas de pasada” a saludar a algún amigo.
En un instante, entre varios amigos armaron un flyer de la tocada de esa noche para anunciarla en redes. Incluyeron una ilustración de un gatito que a mi parecer estaba en pleno éxtasis catnip, de la que nadie me supo decir de dónde había salido o quién la había hecho, me parecía increíble. Después, en la segunda edición de Dolor Local me enteré que era de Carlos; ahí pude conocer su propuesta a más detalle y terminé haciéndome un tattoo de su autoría: una luna increíblemente detallada.
Por ahora la única manera de tener noticias recientes de Aroche es mediante su Instagram: @a.r.o.c.h.e